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Mierda en popa a toda estela,no corta el mar sin que huela, un petrolero zascandil...
![]() Un atardecer tranquilo y con la mar bella, me tocó abrevar de sus excrecencias al monstruo y vacíar media docena de bidones que esperaban en la cubierta de popa. Al arribar al aire libre desde la infecta sentina que estaba achicando, el espectáculo me arrebató, el sol se sumergía en el horizonte provocando ese espectáculo que ningún circo del sol ni de la luna puede imitar. Las nubes se encendían mágicamente pasando de negros cimarrones a fantáticas alazanas que galopaban en el vasto escenario con algo más que sensorrund. En esta beatífica tarea estaba yo meditando sobre el tema, cuando cruzó nuestra estela un velero de doce o trece metros recortándose contra el horizonte carmesí. Un puño misterioso me entró en el pecho y me estrujó el corazón. Como en un viaje astral de bajo coste me vi allí, en la popa mugrienta, tirando al ocáno pura mierda a mansalva mientras el conocimiento de que donde debería estar es allá, en aquel velero de teca, apuntando en la carta el rumbo, la estima de deriva y abatimiento, con la radio abierta atento al parte y un buen swing sonando en el barco, éste si, un barco. Tuve que llorar un rato para que aquél puño me soltase. ![]() |
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